martes, 9 de diciembre de 2008

INFANCIA

LIBRO: INFANCIA
AUTOR: J. M. COETZEE


El libro habla sobre la vida o más bien cuenta las vivencias de un niño de 10 años de edad, él cual vive con su familia en una urbanización las afueras de Worcester , es una pequeño pueblo al norte de la ciudad del Cabo (Sudáfrica).
*Vida en la escuela: No le cuanta casi nada a su mamá puesto que tiene un trato, que si ella no tiene queja alguna o podrá preguntar nada, él primero en la clase, su comportamiento muy Bueno, no tiene problemas con las notas y lo que es mejor no ha probado, pasado al frente del salón a que le den una paliza, pues sus otros compañeros, pues sus otros compañeros en especial Rob Hart quien la profesora (Oosthuizen) ha tomado una afición de pegar, él haría lo que fuera para que la señorita Oosthuizen le pegue y alguna otra persona lo haga. En este aspecto se sale de lo común, y lo sabe. Procede de una familia atípica y vergonzosa en la que no solo nunca se le pegan a los niños, sino que además, nadie va a la iglesia y se ponen zapatos a diario. Lo que el no aguantaría sería la vergüenza, si algún a vez lo llamarán para azotarlo, se produciría una escena tan humillante que nunca más podría regresar al colegio; no le quedaría más que suicidarse hasta ese grado le ha llegado el solo hecho de ser avergonzado. Es por eso que siempre es ordenado, por eso siempre hace los deberes, por eso siempre sabe las respuestas. Más vale que no cometa un descuido: si lo comete, se arriesga a que le peguen; da igual si le pegan o que lo pongan resistencia: en los casos morirá.
*En su casa: Culpa a su medre por no haberle pegado nunca pero está contento de llevar zapatos, sacar libros de la biblioteca y de no tener que ir al colegio si tiene un resfriado, que son cosas que lo hacen distintos a los demás, pero al mismo tiempo no le perdona a su madre que no haya tenido niños normales ni lo haya obligado a vivir una vida normal. Si su padre tomara las riendas de la casa los convertiría en una familia normal, pues ya que su padre es un hombre normal en todos los sentidos. Él está agradecido con su madre por haberlo protegido de la normalidad de su padre, es decir, de las ocasiones de la ira de su padre y sus amenazas de pegarle. Al mismo tiempo, le reprocha por haberlo convertido en algo anómalo, tan necesitado de protección para seguir viviendo. Niño que quería ser católico romano, más por lo que intuía de aventurero en el término que le olía a conquistas que por las catequesis y que sin embargo fracasó como boy scout.
Se hace muchas contradicciones al menos en estos casos de igual manera cuando lo sacan a educación física: juntos con sus compañeros los ponen descalzos a correr y hacer ejercicios el que sus pies son blancos y suaves… nunca se quita los zapatos. Sangran sus pies casi le salen llagas, no va al colegio en 3 días al cuarto su madre lo manda con una nota y le aclara a su compañeros y quiere causar sorpresa por las razones que da pero se topa que los otro niños de l colegio no sienten pues ellos tienen sus pies encallados y no les salen ampollas. Solo el tiene los pies suaves y siente que no es motivo de orgullo tener lo pies suaves como siempre se siente aislado.
Mantiene una extraña relación con su familia, a la que a menudo trata de manera tiránica. Su relación más importante es con su madre, a quien ama y odia a la vez, pero a quien siempre necesita. No es capaz de concebir el momento en que tenga que separarse de ella, pero al tiempo le echa la culpa de parte de sus problemas. A su padre simplemente lo ignora, lo que siente por él es pura indiferencia, como si se tratara de un individuo que se hubiera adosado a la familia sin que nadie supiera muy bien cómo ni por qué.
Esta novela autobiográfica, narrada en tercera persona del presente, resulta de una belleza y sencillez conmovedoras. Colocando al muchacho que fue en unas circunstancias casi siempre hostiles, la prosa de Coetzee destila más que en ninguna de sus obras una poesía elemental, vigorosa, sin énfasis, resuelta con una economía de medios admirable.
La infancia de Coetzee se vio marcada profundamente por la lucha constante entre dos maneras de enfrentarse al mundo, la de su padre y la de su madre. Se trata de una lucha en la que interviene también el conflicto de lenguas y religiones en que se crió.

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